- Susana Isabel Vázquez, directora de Salud Sicosocial, advierte que padres por sus nuevos roles laborales han descuidado convivencia familiar
- Exhorta a hacer un alto para brindar la atención a los hijos a las necesidades no solo físicas y educativas, sino emocionales, mentales, afectivas, espirituales para “no dejar pasar en blanco” una etapa importante de sus vidas
- Pide vigilar el contenido al que se allegan los menores con sus celulares; recomienda que la edad para que usen estos dispositivos para su formación educativa, es a partir de los 16 años
La Secretaría de Salud de Tabasco advirtió que cada vez más niños y adolescentes se encuentran ante el descuido en educación y formación de valores por tener menos atención y convivencia familiar, por lo que exhortó a sus padres hacer un alto para identificar las necesidades emocionales, mentales, afectivas, espirituales y así, no “pasen en blanco” una etapa importante de la vida.
Entrevistada a propósito de un reciente caso de una adolescente que derivó en que sus padres fuesen acusados penalmente por el delito de homicidio en grado de comisión por omisión, al presumirse el abandono en que se encontraban la víctima y sus hermanos, Susana Isabel Vázquez, directora de Salud Sicosocial, expuso que hay nuevos factores que han ocasionado un nuevo perfil de los padres de familia que desatienden a los hijos, entre ellos los roles de horarios laborales que asumen, tanto el papá, como la madre.
“Ahora, tenemos que ambos padres tienen la necesidad de acceder a espacios laborales para obtener condiciones económicas de subsistencia, para que también los chicos tengan acceso a mejores niveles educativos. Y finalmente eso ha trastocado la organización de los hogares”, aseveró.
Otro factor, detalló la especialista, son los contenidos a los que los menores y jóvenes tienen acceso a través de video juegos, el internet, y en particular, en las redes sociales.
“También es cierto que se ha sumado, por ejemplo, la aparición de nuevas tecnologías que son importantes distractores, se han relajado algunas condiciones en la parte cultural social, se ha venido sumando una serie de géneros musicales, culturales, otras alternativas de convivencia. Y todo esto tiene un impacto al final del día en el individuo”, sostuvo.
De antemano, la psicóloga Susana Isabel Vázquez, explicó que los niños y adolescentes sufren de la desatención como consecuencia de la separación o divorcio de sus padres, pero – advirtió- es una ruptura que cada vez es más frecuente y el sufrimiento de duelo es mayor en ellos.
“Hoy podemos decir que de cada diez matrimonios que se llevan a efecto, un porcentaje amplio, se disuelven. Esta es una situación también que tiene su impacto, que afecta en los hijos. Finalmente, hay una ruptura, un duelo, hay una un distanciamiento, una dificultad en esta convivencia que anteriormente digo en condiciones diferentes, pero se mantenía esta estructura por mayor tiempo”, refirió en entrevista.
Se trata de ausencia de padres que, según explicó, si se observa en el transcurrir del día, son horas de trabajo en las que ya no llegan a comer con sus hijos ni a convivir ni muchos menos a revisar bien la tarea con ellos, y ese tiempo, añadió, por haber carecido de acompañamiento, trae consecuencias.
“Hoy vemos que las niñas, los niños, están, por ejemplo, expuestos a menos tiempos de convivencia con sus padres. Los padres tienen horarios más prolongados en la ubicación de los domicilios para acceder a los trabajos. Por ejemplo, hoy conocemos y sabemos que hay padres de familia, madres de familia que salen a trabajar a las 5 o 6 de la mañana, sino a las 4, y retorna a sus hogares a las 6 o 7 de la tarde. En ese tiempo los chicos tuvieron que haber ido ya a la escuela, tuvieron que haber preparado sus alimentos o haber hecho tareas. Entonces, son tiempos en donde no hay un acompañamiento físico. Ese, ese es un primer impacto”, apuntó.
Es un tiempo sin acompañamiento, convivencia o sobremesa, como consecuencia de los nuevos roles laborales, en el que los hijos, alertó la especialista, buscan otras actividades, contenidos que – sin vigilancia o consejo de por medio- pueden ser de violencia e incluso, hogares donde no encuentren buenos ejemplos.
“Los jóvenes y los niños, están aprendiendo de lo que está aconteciendo con otros padres. Lo que está allá afuera, lo que están haciendo otras personas, son tiempos o momentos que anteriormente, generalmente la familia se reunía a la hora de la comida y la hora de la cena, como que eran momentos muy importantes, porque era un punto y una hora de interacción, de escucha y colaboración para servir la comida.
La directora de Salud Psicosocial de la Secretaría de Salud, señaló además que el acceso permitido y fácil a los contenidos del internet es un riesgo para los menores, porque, remarcó, sus criterios morales, todavía están en formación.
“La redistribución de roles y horarios, el acceso a las tecnologías que son el principal bloque que tienen las películas, la música, los juegos, que no son juegos nobles, no son juegos, si no hay violencia, hay este uso de uso de armas de fuego, la pornografía; hay acceso a temas que muchos niños de corta edad no tienen blindados y entonces, definitivamente eso no es favorable para una mente que todavía está en formación. No es favorable tener acceso a contenidos que no son acorde a su edad”, alertó.
Es tal la insensibilidad que trae consigo el apego y cantidad de tiempo a los dispositivos móviles y sus contenidos, asentó Susana Isabel Vázquez, que los menores en estos tiempos están perdiendo su capacidad de comunicarse y sensibilidad ante la naturaleza y de poderla disfrutar.
“Los niños van perdiendo la capacidad de comunicarse, la capacidad de encontrar la satisfacción en actividades lúdicas, o sea, la satisfacción de la alegría, de la convivencia con otros padres, la pierden y la capacidad de sorprender al mirar objetos, como puede ser la naturaleza, como puede ser el ruido de un río, como puede ser correr descalzos. Para eso van perdiendo esa capacidad de disfrutar su entorno”, sentenció.
Lo ideal, recomendó, es permitir el uso libre de los dispositivos móviles, como herramienta indispensable, a los menores, con fines de aprendizaje, a partir de los 16 años.
“En un niño hasta cierta edad no es una herramienta de uso necesario. Estamos hablando que un adolescente de 16 o 17 años, tal vez, porque en la escuela requiriera hacer uso para la comunicación, pero hasta antes de los 16 años, realmente no es una herramienta indispensable. Además, no es recomendable. Neurológicamente tiene impactos desfavorables al sistema, al nivel de sistema neuronal. ¿Por qué? Porque está entrenando la mente del niño a que únicamente sea reactiva, no le está permitiendo desarrollar su capacidad de controlar el impulso, su capacidad de tener tolerancia a la frustración, su capacidad de interactuar con otros individuos, su capacidad humana”, comentó.
Ante este escenario, exhortó a los padres a hacer un alto y conocer qué información reciben sus hijos, en qué piensan, cuál es su mundo interior y tratar de identificar comportamientos con los cuales expresan su rechazo o sus enojos, porque, y así, tratar de atender no sólo las necesidades físicas de ellos, sino también las emocionales, porque –remarcó- contribuirán a que se les pase en blanco una etapa muy importante de sus vidas.
“Esta generación actual, de 30 a 50 años, quienes estamos ahorita, que tenemos en nuestra mano la formación de la generación de niñas, niños y adolescentes: Necesitamos tener claro que si no hacemos un alto, si no ponemos especial atención en las necesidades no solo físicas, no sólo educativas, sino las necesidades emocionales, mentales, afectivas, relacionales, espirituales de nuestros hijos, los estamos dejando pasar en blanco, una gran etapa de su vida”, precisó.
El riesgo de la desatención o desorientación de valores, advirtió, puede incluso, a que el menor, tenga en su imaginación la opción de tomar una acción que desemboque en el suicidio.
“Entonces, los niños y la niñas pueden entrar en un mundo en donde nadie los observa, nadie los orienta, nadie los está escuchando y nadie les está de alguna manera cuidando el acceso a la tecnología, en donde es tan inmenso que se pueden ir diluyendo, al grado de cometer algún acto o tener algún alguna intención de una experiencia que finalmente puede ser fatal”, finalizó.