Para enfermeras, conmemorar su día como profesionistas, sobre todo luego de dos años de la pandemia del COVID, es de mucha satisfacción, porque han demostrado preparación y su capacidad de ayuda y valentía para afrontar las dificultades de una nueva enfermedad que trajo consigo la muerte de pacientes, como de sus colegas.
Y es que detrás de una enfermera no está sólo la figura del desempeño clínico, sino también el de la formación profesional, con niveles de postgrado para impartirles conocimiento de actualización.
Aralucy Cruz León, recibe quien fue condecorada por el gobernador Carlos Merino con la medalla al mérito en enfermería, docencia e investigación, expresa que la formación académica es la evidencia de que el cuerpo de enfermeras cuenta con conocimiento científico en su atención, y por lo tanto, dársele un reconocimiento es motivo de satisfacción.
“(La medalla) representa un orgullo y representa a todas las enfermeras que se forman en las universidades públicas y privadas, porque eso nos da la evidencia de que tenemos el conocimiento científico para dar el cuidado de enfermería adecuado y de calidad a la población tabasqueña”, comenta.
Sin embargo, el capítulo más difícil para todas fue el haber servido durante la pandemia del COVID-19, y en la que muchas, todavía continúan, al participar en los módulos de atención y vacunación.
Para María Eugenia Sánchez Gómez, quien recibió de manos del Gobernador la medalla al mérito de enfermería clínica, la preparación que les ofreció la Secretaría de Salud fue vital para poder salir adelante en la atención a pacientes del Hospital del Niño.
“Fue difícil (la pandemia), ya que nos enfrentamos a algo desconocido, pero nos tuvimos que preparar para poderla enfrentar y poder ayudar a la población a salir de esta situación tan difícil que atravesamos. Pero, lo logramos. Yo fui una de las que trabajó durante toda la pandemia sin descanso para poder ayudar a la población infantil”, refiere.
María Eugenia, reconoce que en su trayectoria como enfermera jamás le había tocado enfrentarse a una epidemia desconocida, como lo fue el COVID, y por consiguiente, también afrontar el riesgo de podía contagiarse y morir.
“En mis 32 años de labor como enfermera fue algo de lo más difícil que he enfrentado. Nos habíamos enfrentado a epidemias de sarampión, de cólera, de otras cosas, pero nunca algo que desconocíamos y que sabíamos que nos podía tocar y que también podíamos fallecer, como vimos caer a muchos de nuestros compañeros”, reconoce María Eugenia Sánchez.
Gloria Arias Sánchez, enfermera del Centro de Salud de la villa Macultepec, dice que conmemorar el Día Internacional de la Enfermera significa mucho, luego de un periodo en el que recuerda que muchos de sus colegas perdieron la vida, al contagiarse en las áreas COVID de los hospitales.
“(La conmemoración) representa mucho, porque la verdad, ayudamos a mucha gente en esta pandemia que estuvo, y la verdad fue muy difícil para muchos y muchas familiares perdieron sus familiares y son pocos lo que realmente pasaron todo; hay compañeros que dieron su vida ahí defendiendo como dicen en la causa”, expresa.
María Jesús Flores López, quien labora en módulo de vacunación de Ciudad Deportiva, su trabajo es de sol a sol, pero a final de cuentas aire libre en comparación de lo que le significó estar dentro de un traje de plástico, en los momentos más álgidos de la pandemia.
“Fue muy doloroso por parte lo sentía así porque la verdad es que hubieron muchos pacientes que fallecieron, desafortunadamente más que nada lejos de sus familiares y. Y eso sí, ahora toca una parte de corazón, de parte de nosotras, enfermeras como profesionales, por la ética y por la parte humana también”, recuerda la enfermera María Jesús Flores.
Dice además que el trabajo de enfermera, es más que nada tener siempre presente valores y ética. “Tenemos que ser profesionistas y éticos. Por qué? Porque más que nada para eso estudiamos y por nuestra parte humana, nuestros valores más que nada también tenemos que aplicarlos durante el procedimiento, porque no nada más es una carrera, sino la parte humana”, refiere.
Y si hay una paga para las enfermeras por parte de los pacientes, María de Jesús asegura que la mejor que pueden recibir es la gratitud, como resultado de la atención brindada.
“Me encanta ayudar a los demás. Es grato ver cuando un paciente se recupera y se va y la alegría en el rostro del paciente es lo mejor para nosotros. Siempre nos han dicho no tenemos como pagarles lo que han hecho con nosotros”, reflexiona.
En tanto, que a Selene Ruiz Aquino quien apenas terminó su carrera le tocó primero estar en un módulo de pruebas y luego, en vacunación, expresa que el Día de la Enfermera es reconocer que existen muchas funciones detrás de la atención a un paciente.
“Representa un gran día, porque es una labor, no todo, inclusive para mí, sino para todo el personal de enfermería que día a día da lo mejor de sí, ya sea en el ámbito laboral, hospitalario, comunitario o en el administrativo, es algo que nos representa como profesión”, manifiesta.
En su caso, comenta que le satisface que cuando las personas van a vacunarse, les den las gracias.
“La mayor satisfacción que nos pueden dar, es el recibir. Muchas gracias por la atención. Muchas gracias. Que tengan un buen día, que nos den las gracias y que la persona que al menos aquí en vacunación se vaya contento y que se sienta como en casa, por así decirlo”, apunta.
Esta enfermera añade un ingrediente más en la atención que brindan las enfermeras: El de toda una labor de equipo.
“Realmente, todas tenemos un ambiente muy laboral, tenemos que tener un gran equipo, una gran conexión, porque no nada más uno hace, sino todos en conjunto, tanto el médico como el personal de enfermería, hasta las personas que llevan los censos de los datos, hasta inclusive la personas que dan el comprobante de vacunación. Todos somos un equipo y sí, juntos hacemos una gran labor. Todo el equipo se ve beneficiado por las gracias”, indica.