- En su ciclo de conferencias, la especialista Juana Guadalupe Montero Carrera ofreció la ponencia “Pérdidas significativas (Tanatología)”
- Dijo que existen diferentes tipos de pérdidas, como la de un ser querido, corporales, materiales, laborales, físicas y emocionales, entre otras
- Explicó que siete son las etapas del duelo: negación, confusión, ira u odio, culpa, tristeza, aceptación y restablecimiento
El Instituto Estatal de las Mujeres (IEM), ofreció este viernes el conversatorio “Pérdidas significativas (Tanatología)”, a cargo de la psicóloga Juana Guadalupe Montero Carrera, colaboradora del Programa de Apoyo a las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas (PAIMEF) y quien cuenta con experiencia en terapia familiar y de pareja, y tanatología.
En su ponencia, describió los distintos tipos de pérdidas existentes, desde la pérdida de algún ser querido, pero también las corporales, materiales, de objetos externos, laborales, emocionales y físicas, así como las diferentes etapas de duelo, y cómo ayudar a alguien que ha tenido la pérdida de alguien o algo.
Al poner en marcha el conversatorio, la coordinadora de Unidades de Atención del PAIMEF, Vanessa Colorado Arias, destacó la importancia de abordar este tipo de temas, porque no solo se habla de la pérdida de algún ser querido, sino también de pérdidas emocionales, de pareja o de una extremidad.
En primera instancia, Montero Carrera definió que la tanatología es la disciplina médica que aborda todo lo relacionado con el fenómeno de la muerte en el ser humano; la pérdida, el sufrimiento psicológico, las relaciones significativas del enfermo, el dolor físico, la observancia del trato humanitario que se debe dar al paciente moribundo y el acompañamiento que se debe dar.
Dijo que también nos habla de cómo vivir la vida, si lo hacemos de manera rápida o adecuada, y si lo hacemos con responsabilidad.
“La muerte es terminar la vida de alguien, de un ser vivo, pero también nos enfoca sobre qué hemos hecho con nuestra vida, si hemos cumplido con nuestras expectativas o no”, aseguró.
Mencionó que el hecho de que pasemos de la infancia, a la niñez, a la adolescencia o a la juventud, también es una pérdida, porque añoramos todo lo que vivimos durante todos esos procesos.
La egresada de Psicología de la UJAT pidió a las personas no alejarse de alguien que ha tenido la pérdida de un ser querido, porque no se siente apoyada.
“Tampoco debemos decirle que le eche ganas, porque realmente está tratando de salir adelante y trabaja en ello, por lo que debemos darle todo nuestro apoyo”, indicó.
Subrayó que son siete las etapas del duelo de una persona. "La primera es la negación de la muerte de una persona, porque de inmediato tener una reacción de negación, se activa un mecanismo de defensa ante el dolor y la persona se dice a sí misma que lo ocurrido no es verdad", apuntó.
La confusión es la segunda, ya que se generan una importante cantidad de emociones negativas que hacen sentirla confundida, y la persona se cuestiona, piensa en lo que no hizo y todo se distorsiona.
La tercera es la ira y el enojo, porque todo desemboca en un sentimiento de mucha rabia, porque el ser querido se ha ido, algo que es injusto, y la persona acaba, incluso, culpándose a sí misma.
Indicó que la cuarta es la culpa, que le invade pensando que no visitaba a la persona fallecida desde hace un buen tiempo y quedaron muchas cosas pendientes por decirle.
La quinta es la tristeza, una etapa delicada que si no se cuida puede desembocar en prisión, porque es vital que se entienda que es normal sentirse mal por la pérdida sufrida.
Añadió que la sexta es la aceptación, pues llega un momento donde se comienza a aceptar que esa persona se ha ido.
“Se nota el vacío, se entiende que no va a regresar, y aunque sigue siendo muy doloroso, es más real la situación y es momento de pensar qué hacer”, afirmó la especialista con diplomados en terapia familiar, de pareja y de tanatología.
Y la última etapa es el restablecimiento, y es cuando se necesita tomar acciones que pasan por cambios en las rutinas, buscar actividades que ocupen el tiempo, pensar en lo que gustaría hacer para sentirse pleno y bien consigo mismo, porque lo que no hay que olvidar es el derecho a seguir viviendo y a ser feliz.
Juana Guadalupe Montero concluyó su exposición diciendo que las manifestaciones más comunes de un duelo por la pérdida de alguien o algo, es mostrar tristeza profunda, baja concentración, falta de atención a su persona y hasta falta de apetito, por lo que se debe tener mucho cuidado con lo que se hace y se deja de hacer.