Pasar al contenido principal

Cambio Climático

cambio_climatico.jpg

¿Es verdad que existe el cambio climático? ¿es el verdadero responsable de las altas temperaturas, los fuertes huracanes y las sequías que hemos vivido en los últimos años? ¿nos debe preocupar? ¿se ha estado haciendo algo al respecto?

Si ya tenías dudas sobre el cambio climático o despertamos tu curiosidad con estas preguntas, esta información es para ti. El cambio climático, que hasta hace unas décadas tan sólo llamaba la atención de científicos, se ha convertido en un tema cotidiano en la televisión, la radio, los periódicos y las pláticas de café. Casi nadie podría negar que al sufrir los estragos de un día caluroso, una fuerte lluvia, ventarrones o inundaciones ha mencionado al cambio climático como posible causa. Parecería que se ha convertido en el villano favorito a quien podemos culpar de cuanto desastre natural ocurre en nuestro planeta.

¿Qué es el cambio climático?

Los científicos definen al cambio climático como “…todo cambio que ocurre en el clima a través del tiempo resultado de la variabilidad natural o de las actividades humanas.” El calentamiento global, por su parte, es la manifestación más evidente del cambio climático y se refiere al incremento promedio de las temperaturas terrestres y marinas globales.

Es importante mencionar que aunque  el clima cambia naturalmente, los expertos señalan que existen claras evidencias de que el calentamiento del planeta registrado en los últimos 50 años puede ser atribuido a los efectos de las actividades humanas.

La tierra: Un gran invernadero

La vida actual en la Tierra depende, entre otros factores, de una delgada capa gaseosa: la atmósfera. Esta capa es una mezcla de gases en la que denominan nitrógeno (78.1%) y el oxígeno (20.9%), así como pequeñas cantidades de argón (0.93%). El pequeñísimo porcentaje restante lo constituyen el vapor de agua, ozono, bióxido de carbono, hidrógeno, neón, helio y kriptón. Estos gases se encuentran dispersos, en distintas cantidades, en las cinco etapas en las que los científicos han dividido la atmósfera para estudiarla. Entre sus funciones más importantes están: su control como filtro de la radiación ultravioleta que llega a la superficie terrestre, su acción protectora al destruir los meteoritos que, de otra manera llegarían a la superficie de la Tierra y regular la temperatura, esto último por medio del llamado “efecto invernadero”.

Si han entrado a un invernadero, habrán notado que la temperatura dentro es mayor que en el exterior.  Esto se debe  principalmente a que los vidrios de su estructura dejan pasar la energía que proviene de la radiación del Sol, pero no la dejan escapar fácilmente, lo que produce un efecto de calentamiento. La Tierra funciona de manera muy parecida a un gran invernadero el efecto de los vidrios lo realizan los gases de la atmósfera. De éstos, los que tienen impacto en la temperatura son los llamados gases de efecto invernadero (GEI); que son principalmente el bióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido de nitroso (N2O, ozono (O3) y el vapor de agua. Estos gastos dejan pasar la luz solar, la cual alcanza la superficie terrestre y marina y se transforma en calor, es decir, en radiación infrarroja. Una parte de esa radiación se queda en los mares y los continentes y otra es remitida nuevamente hacía la atmósfera. Es entonces cuando los gases de efecto invernadero detienen parte de esa radiación infrarroja. Sin este fenómeno la temperatura de la Tierra sería en promedio de 33C  más fría, el agua del planeta estaría congelada y muy probablemente la vida no se hubiese desarrollado o sería muy distinta de cómo la conocemos hoy día.

Dado a que los gases de efecto invernadero son uno de los factores más importantes para controlar la temperatura de la atmósfera, es fácil entender por qué un incremento de su concentración puede alterar el flujo natural de energía. La teoría nos dice que a mayor cantidad de GEI, mayor será la cantidad de calor que se absorba y la superficie del planeta alcanzará una temperatura más alta. Es decir, se reduce la eficiencia con la cual la Tierra remite la energía recibida al espacio. Cualquier proceso que altere tal balance, ya sea por cambios en la radiación recibida o remitida, o en su distribución en la Tierra, se reflejará, tarde o temprano, como cambios en el clima.   

FUENTE: http://www2.inecc.gob.mx/publicaciones/libros/656/tierra.pdf