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Ganadores del 1er. Concurso de Narrativas de Género

1er. Concurso de Narrativas ¿Vives en Igualdad de género? ¡Cuéntame tu historia!
Categoría Libre.

Ganador del 1er. Lugar 

Nombre: David Jiménez Osorio
Edad:22 años
Título de la narrativa: La equidad desde el noviazgo por un país mejor.

La equidad desde el noviazgo por un país mejor.

Actualmente estudio la universidad y tengo que decir que la mayor parte de mi vida he crecido y la he vivido en ámbitos religiosos.  Las creencias y costumbres que se impregnaron en mí desde pequeño, han prevalecido hasta el día en que tuve la fortuna de tener a mi novia. Saraí es su nombre.

Las relaciones de mis padres y los de ella, venían trayendo desde generaciones anteriores, ciertos ritos, costumbres y devociones hacia el sexo masculino. Por ejemplo, cuando el marido llegaba de casa , la mujer tenía que colocar en la mesa la comida lista, el baño adecuado y su cerveza, café o pozol preparado; al marido no le importaba que la mujer estuviese ocupada en otras cosas o para entonces, estuviera cansada de tanto trabajo durante todo el día. Se pensaba que, por el hecho de estar en casa todo el día, la señora estaba en reposo y descansando.

Si nos vamos más atrás en el tiempo, en Tabasco, las circunstancias han logrado cambiar un poco a comparación aquellos tiempos en los que la mujer era encargada de hacer todos los labores de la casa, atender a los niños, estar al cuidado de los animales de traspatio, cocer el maíz, barrer el patio y hasta alimentar a los cerdos.

Pero las cosas cambian cuando recibimos más educación y se nos abren las puertas al conocimiento porque la tolerancia y sobre todo, la equidad de género se realzan en nuestros valores hoy en día. Y justo aquí es donde mi novia y yo somos conscientes, “esas eran otras épocas” pensamos, donde todo se regía por un dominante machista en la familia, sociedad y aunado al apoyo de la iglesia, donde el hombre es superior a la mujer y ésta tiene que obedecerle en todos los sentidos.

Mi novia y yo hemos aprendido que podemos hacer cosas juntos, que la responsabilidad de un trabajo puede ser compartida. El hecho de que ella haya estudiado enfermería y que en un futuro lo ejerza, nos ha abierto la mente de que posiblemente tenga que cumplir con las guardias nocturnas en el hospital mientras yo me quede con los niños, o me despierte con ellos y los lleve a la escuela o esté al pendiente de sus quehaceres en lo que mi horario me sea permitido. Particularmente pienso que con el amor el cual nunca debe ser menguado, debo entender que si amamos a esa persona, siempre procuraremos su bien. Tengo que prestar atención que si ella se encuentra en su servicio o tiene que cumplir largas jornadas laboriosas en donde muy pocas veces se tenga que sentar, es por el bien de los dos, por el ingreso económico a una relación y posteriormente a una familia. Con estos tiempos, además de no limitar el potencial que puede tener la mujer, mucho menos debemos limitar el poder adquisitivo que juntos podamos generar para comprar bienes, educar a nuestros hijos y realizar las actividades que juntos nos propongamos.

Mientras ella daba el servicio, muchísimas veces, por el hecho de que descasara de las largas horas de trabajo, me tocó preparar la comida, limpiar su casa (siendo novios, como actualmente lo somos) y hacer algunos mandados. Esto lo hice y lo haré por el simple hecho de que un ser humano sin importar la sexualidad, se está esforzando por una vida mejor, una sociedad eficaz y sobre todo un país con más valor.  Una persona con esas características, como lo es mi novia, merece todo el respeto, la compresión y el amor mío  y de cualquier persona. Porque ella, siendo mujer, no ha nacido para servirme a mí o a ningún hombre, sino que nació para ser libre, respetar y ser respetada por el simple hecho de ser un humano.

Y ciertamente, tengo que aclarar que no estoy en contra de los dogmas religiosos, sino que los tiempos avanzan y es necesario que mantengamos nuestras creencias pero siempre con la actualización que elimina al machismo y hace a la mujer una persona con los mismos derechos que los del hombre.

De hecho, también es bueno decir que desde que nuestras familias empezaron a ver el rol distinto que manejamos como relación, ellos también han cambiado sus actitudes con sus respectivas parejas; hay más acceso a la tolerancia y de este modo hemos logrado cambiar o afectar el comportamiento de los que nos rodean desde cosas sencillas como las palabras y hechos. Puedo asegurar que de alguna u otra forma, hemos sido ejemplos para bien.

Y de este modo concluyo, que preparando comida, pensar en un futuro como el principal cuidador de nuestros hijos, hacer labores en el hogar, no me hace menos hombre ni tampoco me baja de categoría; sino de este modo contribuyo al impulso de la equidad de género, y además, impulso una relación entre una mujer hermosamente virtuosa y un servidor, y que ambos, respetándonos sin caer en la ignorancia provocada por la falta oportunidades de nuestros ancestros, podemos vivir con mucho amor, enseñar a nuestros hijos y nietos en el futuro y de este modo forjar un país que merece lo mejor para todos.

Ganador del 2do. Lugar
Nombre: Leydi Gonzalez Leidy laura 
Edad:27 años

MI HISTORIA ES……

Desde hace muchos años he sido una mujer con muchas ganas de salir adelante, por lo que me he preparado para los cambios ¡que según la sociedad demanda!, sin embargo, he notado que cada día que pasa, hay menos oportunidades de trabajo.

Estudié el nivel básico obteniendo siempre muy buenas calificaciones, el nivel superior con muy buen promedio, recientemente el postgrado con mención honorifica, pero la realidad de las cosas es, que si no hay oportunidades de empleo, ¿de qué sirve tener tanta preparación?.

Cierto día desperté con la idea de hacer la diferencia entre muchas mujeres de mi edad, me convencí de que si uno lucha por lo que quiere puede lograrlo. Dejé el pesimismo y dejé de quejarme, pues hasta ese momento no hacía nada para mejorar la situación. Busqué empleo, hice entrevistas, hasta que afortunadamente encontré quien me diera la confianza para desempeñarme en un buen trabajo.

He pensado muchas veces que las oportunidades siempre están ahí, en frente de una misma. Es solo cuestión de tener la confianza para emprender el vuelo y adentrarse en esta selva llamada sociedad.

Nuestro género ha sido desde años atrás menospreciado y catalogado como débil, tachado de dependiente, siempre dispuesto a dejarse impresionar, pero ya los tiempos han cambiado, es momento de que alcemos la frente y caminemos con toda confianza y seguridad.

Tengo una familia muy numerosa, pero desafortunadamente, llena de machismo y prepotencia, lo que me llena de orgullo es que somos las mujeres las que hemos sobresalido; tíos y primos pasan sus días trabajando en oficios que, sin menospreciar, no tienen un futuro apremiante, sin embargo, las mujeres de mi familia, hemos luchado día a día para salir adelante con hijos y familia completa, me llena de orgullo decir que tengo una familia con mujeres emprendedoras, innovadoras, llenas de ideas y de energía para vivir la vida.

Ganador del 3er. Lugar

Nombre: Josefa del Carmen Hernández López

Edad:27 años

​Mi historia es que en mi familia cada quien practicaba sus funciones según nos inculcaron nuestros padres desde pequeños  porque sus padres también les enseñaron del mismo modo; conforme paso el tiempo mis papas se separaron y nosotros nos venimos a vivir con mi mama, somos 5 hermanos y 3 hermanas en total , la familia la integramos 9 personas con mama y seguíamos trabajando en casa igual, los varones salían y nosotras en casa con nuestras funciones, hasta que llegó el día en que nos invitaron a formar un grupo de mujeres para trabajar en equipo del cual nos empezaron a impartir capacitaciones de sensibilidad de género en donde empezamos a aprender muchas cosas con referente al trabajo en el hogar que todos los que vivimos e integramos un hogar somos responsables de que esté limpio, no solo es obligación de las mujeres que integramos el hogar si no también de ellos porque mientras vivamos juntos tenemos las mismas responsabilidades y también aprendí que hay muchas maneras de evitar la violencia en casa, en el lugar de trabajo; en este caso con el grupo de mujeres que formamos el equipo de trabajo, de cómo debemos expresarnos, de cómo debemos apoyarnos como mujeres ya que desgraciadamente en la actualidad nos siguen atacando por considerarnos el sexo débil al cual es sencillo manipular y agredir porque  muchas veces no conocemos nuestros derechos como mujeres porque lo único que nos enseñaron es solo a depender del sexo masculino; pero conforme fuimos tomando estas capacitaciones hemos tratado de mejorar las condiciones en las que vivamos todos con igualdad en nuestro hogar y en nuestro grupo.

Hemos aprendido muchas cosas ahora solo es cuestión de ponerlos en práctica y hacer que ellos también la practiquen.

Categoría Madres y Padres de Familia.

Ganadora del 1er. Lugar
Nombre: Ana Silvia Padrón Leal
Edad: 23 años
Título de la narrativa: Vientos de cambio

Vientos de cambio

Soy una mujer que busca orillas como el mar donde puedan descansar sueños, ilusiones, anhelos y razones a la par. Amante de los libros, catadora tanto de tacos al pastor como de momentos compartidos con personas especiales; soy del tipo de persona que prefiere por mucho una taza de té a un café o lugares concurridos. Joven profesionista, madre y muchas cosas más.

Vivo en un mundo donde la palabra “equidad” libra una batalla constante contra los estereotipos y prejuicios de una cultura que, al parecer, no logra concebir aún a hombres y mujeres como entidades complementarias y equitativas pero que, no obstante muestra atisbos de homogenización. Y es en este escenario donde día a día me enfrento al espectáculo de críticas por el simple hecho de ser madre joven y profesionista.

Una buena parte de nuestra sociedad no quiere apostar aún por las mujeres que han formado una familia porque, apostar es sinónimo de riesgo y a nadie le gusta perder per ¿por qué suponer algo negativo? ¿Acaso una mujer que ha dado vida no es capaz de desempeñar cualquier otra actividad? Porque, si se habla de trabajo bajo presión, una mujer conoce muy bien esta temática.

Como habrán notado, este escrito versa sobre el rubro de maternidad y trabajo ya que, es ahí donde mi ejemplo clave radica. Mi esposo y yo tenemos un hijo que vino a cambiar nuestras vidas en toda la extensión de la palabra. La convivencia diaria nos hace adaptarnos a un modo de vida donde como principio se tiene: “si no puedes, te ayudo. Si no puedo ayudarte, aprendemos juntos”. Y suena muy bien –casi cualquier cosa positiva se escucha perfecta – pero, ponerlo en práctica requiere un compromiso real.

Ambos provenimos de familias donde los roles conservadores tanto del hombre como de la mujer están muy marcados; es por ello que estamos conscientes de qué es lo que nuestros padres esperan que hagamos el uno por el otro y es en este punto donde nosotros hemos bifurcado el camino, hemos creado otra opción de vida. Después de todo, el curso de la historia cambia cuando alguien piensa diferente.

Es así como una tarde de febrero mi esposo se queda sin trabajo y tomamos la decisión más certera: él  se quedaría en casa y atendería al niño mientras yo salía a trabajar.

Al ser maestra, el horario me permitió trabajar y estar al pendiente de nuestro hijo. Él en cambio, siendo ingeniero y habiendo pasado una considerable parte de tiempo fuera de casa, le debía horas de convivencia al niño. Y fue así como los roles que todo mundo predispone cambiaron, y un hombre fue capaz de sostener una casa, cambiar pañales, lavar, prepara comida y sobre todo, lo más importante… conoció realmente a su hijo. Por mi parte, desempeñé la labor de proveedora, madre, esposa y profesionista. Mi desarrollo profesional fue, es y será impulsado siempre y si uno crece en ese ámbito, se siente completo, se siente feliz.

En aquel tiempo, las críticas hacia nuestra decisión fueron imparables, muy rudas, principalmente hacia mi persona porque ¡¿qué clase de madre soy si trabajo y no me hago cargo de la casa y parece que no tengo hijo?! Las circunstancias nos pusieron en ese plano y las decisiones debían ser tomadas firmes y seguras así que eso hicimos. Demostramos de qué estamos hechos.

Hoy en día, ambos laboramos y nos comprometemos a trabajar para vivir, no vivir para trabajar porque, al final lo más valioso que tenemos es nuestro tiempo de calidad compartido además de saber que somos nosotros contra lo que venga. Siempre.

Me hubiera gustado mucho, créanme, haber redactado algo totalmente positivo y proclamar que vivimos en una época que lleva por estandarte la equidad de género pero, la vida, el mundo real es así; no hay sólo matices blancos o negros. Estamos en un punto medio y quiero creer que hay esperanza para un pueblo que durante años vivió en un sueño aletargado de cómo deben ser las cosas. Tengo fe porque, si en una casa modificamos las viejas estructuras y estamos educando a una nueva generación bajo la consigna de múltiples posibilidades, entonces algo ya cambió y sé que no somos un caso aislado.

Añoro que el día de mañana mi hijo pertenezca a una sociedad más abierta, menos verduga y más inclusiva y para que eso suceda debemos poner el ejemplo. Creamos en nuestros semejantes, arriesguémonos a fluir con estos vientos de cambio, trabajemos codo a codo. Ya lo dijo un día el poeta Mario Benedetti, nos queda sobre todo hacer futuro a pesar de los ruines de pasado y los sabios granujas del presente.

Ganadora del 2do. Lugar

Nombre: Ciria Maya Aguilar 
Edad: 56 años
Título de la narrativa: Mi tiempo para vivir o mi tiempo de vivir.

Mi tiempo para vivir o mi tiempo de vivir.

            Por la grilla.

Mi esposo y yo acabamos de cumplir 38 años de casados. Al casarnos, él tenía 24 años y yo 17, y tuvimos tres hijos varones. Desde el principio el acostumbraba a llevarnos a comprar ropa cada fin de año, ya que él decía que en esa temporada tenía más dinero, pues recibía el aguinaldo. Mis hijos y yo escogíamos en la tienda la ropa y los zapatos que necesitábamos y él era el que pagaba en la caja. Después él iba solo a comprar lo suyo.

Los muchachos crecieron y cuando ya eran adolescentes el empezó a darles cierta cantidad de dinero a cada uno para que ellos fueran a comprarse lo que se necesitaban. Yo le pregunté por qué no íbamos con ellos como siempre lo habíamos hecho y el me respondió que como eran hombres y ya estaban grandes, les iba a dar vergüenza que sus papas anduvieran acompañándolos a comprar sus cosas. Conmigo nada cambio, cada año se repetía la misma rutina. Él me decía qué día tenia disponible para llevarme de compras, yo escogía lo que necesitaba y el pagaba en caja.

Desde hace ocho años nos quedamos solos pues los muchachos se casaron y se fueron; al quedarnos solos le dije que ya no había necesidad de esperar al fin de año para hacer compras, así que le pedí que me diera alguna cantidad de dinero cada quincena y así yo podría comprarme poco a poco lo que necesitara.

Ese día fue como si le hubiera prendido fuego a un polvorín; muy enojado me dijo que él era el hombre de la casa, que él era quien trabajaba, y por lo tanto él era quien administraba el dinero. Empezó a decirme que no me faltaba nada, que nunca me había negado algo que yo quisiera comprarme, que otras desearían tener lo que él me daba y que no valoraba lo que tenía.

Yo me sentí muy mal porque lo había hecho enojar y no volví a tocar el tema, pero tampoco volví a ir de compras con él. Pasó más de un año y francamente ya no tenía ropa interior, y por lo tanto tuve que ceder. Ese día tuve que escoger más prendas de lo acostumbrado, pues como dije ya no tenía nada, por lo que el total de la cuenta fue algo elevado. Mi sorpresa fue que al pagar, mi esposo tenía en su cara una enorme expresión de satisfacción, mientras yo me estaba sintiendo totalmente aplastada.

Salí de la tienda con mi bolsa de ropa y con un nudo en la garganta, pues me di cuenta de que el me tenía bajo su control, y que eso le causaba mucha satisfacción. Al llegar a casa llore mucho, pero me dije a mi misma “Nunca Más”. Comprendí que no iba a ser fácil librarme de esa opresión, pero yo estaba decidida, y entendí que si deseaba obtener algo para mí, tendría que luchar, y tendría que armarme de valor y sobre todo mucha paciencia. A partir de ese día, busqué constantemente la oportunidad para afrontar a mi esposo, para decirle lo mal que me sentía y que no estaba dispuesta a seguir viviendo así.

Comencé a elaborar pan y galletas, las cuales vendía con las vecinas. Gracias a un mejor ascenso en su trabajo, uno de mis hijos comenzó a darme algo de dinero de vez en cuando. Yo administraba muy bien cada peso, y así iba comprando lo más indispensable. Yo cuidaba que mis hijos no se dieran cuenta de lo que estaba pasando, pues no quería darles a conocer nuestros pleitos y discusiones. Yo sabía que era totalmente justo lo que estaba pidiendo, pero tampoco me iba a quedar de brazos cruzados a esperar que mi esposo decidiera por las buenas concederme ese derecho.

Comencé a idear que más hacer por mí y como no había terminado la primaria, me propuse obtener mi certificado, y al cabo de un cierto tiempo lo logré. En ese tiempo de búsqueda para superarme conocí a alguien que trabajaba en la medicina alternativa, y me pareció una excelente oportunidad, por lo que le pedí que me diera información del lugar donde poder estudiar. De esta forma comencé a tomar cursos y talleres; uno de mis hijos me apoyo al proporcionarme mucha información sobre esta actividad, y descubrí que tenía muchas cualidades y aptitudes que me favorecían mucho para el aprendizaje.

Comencé a ofrecer mis servicios con mis vecinas de la colonia donde vivo; de esa forma comencé a obtener más entradas económicas, pues ellas mismas me hacían promoción y comenzaron a llegar personas de otras colonias y hasta de otros municipios solicitando mis servicios. Gracias a los recursos obtenidos por este trabajo, logré acondicionar un espacio en mi casa para ofrecer un mejor servicio con mayor comodidad, pues les diré que comencé a dar masajes sobre un petate.

Cuando comencé esta búsqueda de superación, lo hice empujada por el coraje y la indignación, pero al ir descubriendo todo el potencial que tengo, mis cualidades, mis fortalezas, todo eso hizo que mi actitud cambiara, y comencé a manejar la situación de mi esposo con más tacto y con más tolerancia. Lo que no ha cambiado es mi insistencia. Fueron muchos los intentos de querer hablar con él en paz y sin pleitos, y fueron muchas las veces que me dejó hablando sola, pues cuando empezaba a tocar el tema, el salía de la casa dando un portazo, y regresaba horas mas tarde, muy serio y sin hablarme. Yo dejaba pasar unos días y de nuevo volvía a insistir.

Tuvieron que pasar varios años para que se diera cuenta que ya nada podría seguir siendo igual, pues ya había logrado tener la necesaria solvencia económica que él me había negado. Entonces, comenzó a cambiar, se volvió más atento conmigo, también empezó a colaborar con las tareas domésticas, como barrer y lavar trastes. Incluso, en este 2015, comenzó a darme una cantidad de dinero cada quincena para mis cosas personales.

Yo he continuado con mis estudios, aprendiendo diferentes técnicas de masaje y digitoterapia. Sé que tengo mucha vida por delante: acabo de cumplir 56 años y lo que me falte para vivir quiero vivirlo plenamente. Siento que he comenzado un nuevo camino.

Me siento satisfecha con lo que he logrado. Me siento libre, soy feliz.

Ganadora del 3er. Lugar 
Nombre: Elvia Moreno Cáliz 
Edad: 40 años.
Título de la narrativa: ¡¿Un niño con cabello largo?¡

¡¿Un niño con cabello largo?¡

Mi hijo usa el cabello largo, algunos niños se sorprenden de que lo lleve así, otros le molestan diciendo que tiene el cabello tan largo como una niña, el maestro de educación física también le ha dicho que parece niña, como si parecerlo fuese algo malo. Mi hijo es pequeño y aun le afectan este tipo de críticas pero le hemos enseñado a sobrellevarlo, mantener el cabello largo ha sido una manera de ir en contra de los estereotipos, ha sido la oportunidad para enseñarle que la apariencia no define el género, ni los colores tienen dueño ni la forma en que te peines te dice lo que eres. En una sociedad tan machista como el lugar donde nos ha tocado vivir, se impone desde niño la conducta que deber seguir un hombre y una mujer, la sociedad esta tan llena de prejuicios y es homofóbica porque piensan que si dejas que tu hijo varón use el cabello largo será afeminado o ‘peor’ será Gay. Una niña de su clase me dijo -¿Por qué usa el cabello largo?, eso es de niñas¡ -Yo le dije, ves aquella mamá que usa el cabello muy corto, crees que por eso es hombre?, la niña no respondió pero se quedo pensando y no ha vuelto a decir más, los niños aprenden lo que ven, y se vuelven prejuiciosos por los adultos, si desde niños enseñamos sobre el respeto y la diversidad podemos ir en camino a ser una mejor sociedad, para mí la equidad de género ha sido enseñar a mi hijo que él puede hacer todo lo que desee en la vida para ser feliz siempre que se respete a él mismo y a los demás, del mismo modo las niñas pueden serlo.

 

Categoría Secundaria y Preparatoria

Ganadora del 1er. Lugar

Autora: Génesis Cornelio Cerino 

Título de la narrativa: Una Presidenta

 

Una presidenta

 

Mi nombre es Génesis Cornelio Cerino tengo diecisiete años y actualmente estudio el 5to semestre en el CBTis 32. La historia que les voy a contar a continuación, cambio mi vida en todos los sentidos y cambio mi manera de ver las cosas y sin tanto preámbulo ahí les va mi historia.

En el año 2013, cursaba el tercer año de la secundaria técnica número 47. En aquel entonces era muy extrovertida pero cobarde al no querer intentar cosas nuevas. La escuela lanzo una convocatoria para formar planillas por salón y al estar integradas estas, competirían entre sí, hablarían con los alumnos de otros grados, harían propuestas para mejorar la escuelas y tratar de conseguir la simpatía y votos de los alumnos y a su vez la planilla ganadora sería la nueva sociedad de alumnos de la secundaria. Al leer esto sentí algo en el estómago, no eran mariposas ni algo parecido, era una chispa que deseabas salir. Pero a la vez una fobia terrible al fracaso, ni siquiera  había pensado en las personas que conformarían la planilla y yo ya pensaba en la derrota.

Investigue un poco con mis maestros y descubrí que desde hace mucho tiempo ninguna niña había sido presidenta de la sociedad de alumnos, me confundí y me preguntaba por qué una niña no había sido presidenta. Una noche no dormí absolutamente nada, pensando en las miles de posibilidades que podrían ocurrir si deseaba participar y pensaba en las personas que podían ayudarme a lograr esto. Un viernes, me arme de valor, del cual carecía en esos momentos y hable con mis amigos más cercanos y les comente la idea su respuesta fue mejor de lo que esperaba, entre risas y bromas ya estaba conformada la planilla, charlando de los problemas de la escuela empezamos a trabajar en las propuestas, que fuesen realistas y objetivas.

Pasaron varios días desde que formamos una planilla oficial con sus respectivos puestos y el más importante el presidente y sí, yo deseaba ser presidenta. Los maestros hablaron con nosotros, nos explicaron las cosas que debíamos hacer, estábamos más cerca del momento crucial, el cual era ir salón por salón de toda la secundaria hablando acerca de nuestras propuestas y querer simpatizar con los demás.

Y aquel viernes llegó, algunas se burlaban de mi por ser niña y ser muy espontanea, pero los nervios hicieron que me temblaran las piernas, bebí un red bull, nos dimos ánimos todos y  llenos de nervios fuimos por todos los salones de la secundaria presentándonos, hablando de las propuestas, bromeando, haciendo amigos, regalando dulces y pulseras con el color de nuestra planilla. Ese día no parecía tener fin, pues al terminar todo el recorrido hicieron como un homenaje en toda la escuela y les daban el micrófono a los postulantes para hablar con toda la escuela. Si ¿Se imaginan hablar con 500 alumnos y maestros tu sola? No puedo explicar con palabras lo que recorría mi cuerpo en ese momento parecía que iba a morir, ir por cada salón era algo fácil pues conocía a muchos y nos turnábamos para decir las propuestas. Pero no estaba sola, pues mis amigos ahí estaban, pero al momento de hablar con todos los estudiantes, hicieron que mis manos temblaran, mis piernas eran como gelatinas y sudaba como nunca. Al terminar de hablar escuche gritos y aplausos, no pensaba que fuese real.

El lunes se hizo presente, no estaba segura si iba a ganar pero me sentía satisfecha de lo que hice y orgullosa de mis amigos. Todos los alumnos de la escuela votaron en la mañana, a la 1:20 pm que era nuestra hora de la salida empezarían a contar los votos. Llego la hora de la salida y mis amigos y yo nos quedamos afuera mientras contaban los votos los maestros en la dirección, fueron las dos horas más largas y desesperantes de mi vida, salió al portón nuestra tutora y dijo algo que aún recuerdo con mucha claridad “han pasado diez años desde que se eligió a una presidenta, y ahora la equidad de género se ha vuelto a ver” al inicio no entendí, pero mis amigos saltaron, gritaron y dijeron ¡Génesis ganamos nosotros! Nos abrazamos todos, la felicidad se sentía en el aire.

Aquel éxito hizo, que las personas que habían dicho que no podía ganar una niña, hicieron que me dieran ganas de seguir adelante, ellos vieron los resultados de las propuestas cumplidas. Ese suceso hizo que tuviese confianza en mí, me hizo creer en mí, en sentirme orgullosa de ser mujer y en respetar las opiniones de las demás.

Ante todo llevar la bandera de la equidad en todas partes, no importa le edad, género o cualquier situación. Ser iguales con todos, eso fue lo que aprendí a los trece años y hasta ahora lo sigo haciendo.

¿Y quién dice que en unos años, no pueda ser la primera presidenta de México?

Ganadora del 2do. Lugar

Autora: Nancy de la Cruz Tapia 
Título de la narrativa: Si no nos apoyamos, nos caemos

Si no nos apoyamos, nos caemos

Siempre ha habido inequidad de género, pero hoy en día luchamos por desaparecerla.

Practicando así la llamada equidad de género.

Esta es mi historia, mi familia se integra por mi mamá, mi abuela, mi tío y yo.

Mi tío y yo somos los únicos que estudiamos y por lo tanto no trabajamos, pero si nos encargamos de realizar las actividades del hogar, nos repartimos las actividades es decir un día el hace la limpieza y yo lavo los trastes y al día siguiente es lo contrario y así nos vamos, en ocasiones nos toca cocinar, ambos tenemos las mismas responsabilidades y no por el hecho de que yo sea mujer significa que debo realizarlo todo, el no pierde nada, no le quitan el nombre, ni lo hace menos persona realizar estas labores, todos somos iguales, tenemos las mismas oportunidades y derechos, debemos apoyarnos mutuamente sin importar el sexo, porque “Si No Nos Apoyamos, Nos Caemos”, esto es equidad de género, luchemos por acabar con la inequidad.

Ganadora del 3er. Lugar 

Autora: Marisol Rodríguez Jiménez
Edad: 17años
Título: El cambio lo inicias tú.

El cambio lo inicias tú

Vengo de una familia de 13 integrantes conformados por 11 hermanos, 6 mujeres y 5 hombres.

Hace años cuando estaba por terminar mi primaria y posteriormente ingresar a la secundaria, mis padres ya no nos dejaban seguir estudiando por el simple hecho de que éramos mujeres para ellos, solo los varones podían hacerlo.

Nos decían, que las mujeres debíamos prepararnos para el hogar y que así adquiriríamos experiencia para encargarnos de nuestras propias familias, no entendía realmente lo que eso significaba para ellos, sin embargo aunque mis padres  lo dijeran, nunca estuve  de acuerdo con ellos, yo pensaba que el estudio era la base de todo quería conocer más de lo que ya conocía, explorar el mundo, adquirir conocimiento, y no depender de nadie, quería ser una profesional, esa idea nadie lo podía cambiar por más negativos que fueran los comentarios de mis padres. Mis hermanas y yo buscábamos la manera de convencerlos, pero era en vano porque todo nos salía mal y no lográbamos hacerlos cambiar de parecer, así pasaron algunos días, hasta  que un domingo en la tarde mis hermanas nuevamente se animaron a convencer a mi mama a que nos dejara seguir estudiando le compartieron sus sueños, sus aspiraciones a una mejor calidad de vida y que todos merecíamos tener un buen futuro. Podría decir que estas fueron palabras mágicas, que hicieron que mi mama cambiara de opinión aunque no se veía tan convencida, hizo que mi padre también cambiara de idea fue una de esas tardes tan maravillosas que marcan un hecho tan importante. Al fin mis hermanas habían logrado su objetivo, cambiar de opinión a mis padres e ir nuevamente a la escuela. Pero también nos preocupaba que de la noche a la mañana ellos regresaran con la misma idea. y ese fue uno de mis mayores miedos que con el tiempo supere. y cuando mi confianza crecía por el cambio que tenía mis padres y lo reforzaban con el apoyo que cada uno de ellos nos ofrecían. Desde ese día todo fue diferente, nosotras podíamos terminar con nuestros estudios hasta donde pudiéramos. Sin que nada ni nadie nos limitara o lo impidiera y con el paso de los años, conforme íbamos demostrando a nuestros padres que no se habían equivocado de su decisión mi padre iba cambiando mas, ya nos aconsejaba cuando no lo hacía y ya nos apoyaba en todo al igual que mi madre, hasta el día de hoy estamos recibiendo el mismo apoyo de mis padres sin importar el sexo, hombres o mujeres ya nos ven por igual y actualmente me encuentro en el 5to semestre de la preparatoria un sueño que lo veía difícil de alcanzar.